24 octubre 2009

Colón, una ciudad, una vida, un sentimiento, una pasión.

Nació en la zona sureste de Santa Fe de la Vera Cruz, se trasladó al suroeste, finalmente se emplazó en el extremo sur de la ciudad y se transformó en un emblema de la provincia. En su cancha cayeron el Santos de Pelé y la Selección Argentina.

Tratar de explicar lo que significa Colón es bastante complicado, por eso mencionar una pasión, un sentimiento, el latir de una vida, el sinónimo de una ciudad; encarnan en los colores rojo y negro lo que siente la gran patria sabalera. Detenerse a diferenciarse de otros colores, discutir sobre quién nació primero, destacar triunfos pasados o logros de otros tiempos no son necesarios para demostrar el latir de un corazón, sino para alimentar la enfermedad del no raciocinio. Sentimos, queremos, sufrimos y alentamos de la mano de 11 almas que se debaten detrás de un balón, por lograr el ansiado gol. Eso es Colón, sentimiento, sufrimiento, calidad… qué más decir.
Si alguien quiere recordar, se puede remembrar que hace más de 100 años, un grupo de chicos, amigos del colegio, se reunieron en el barrio, ahí en “el campito”, cerca a la localización actual del puerto, con una sola motivación: armar un equipo para jugar al fútbol. Hoy, Colón es una institución emblemática, con un estadio modelo para 32.500 espectadores, finanzas al día, un club organizado, un proyecto futbolístico serio, sede de la Copa América 2011 y casa de la Selección Argentina para cotejarse con otros seleccionados.
Los fundadores y primeros jugadores representaban a los extremos sociales de aquella sociedad santafesina de principios del s XX: Ernesto y Adolfo “el Alemán” Celli, Atilio “Gringo” Badalini; Ricardo y Guillermo Cullen Funes; Geadá Montenegro; Mariano C. Rodríguez; Helvecio Fontana; Juan Adán Leyes; Juan y Antonio Rebecchi y su primo Aníbal “Gallo” Rebecchi; Humberto Sosa, Alfredo y Roberto Casablanca y Simón Bru; son representantes de los hijos de las más acomodados hasta las más humildes familias de Santa Fe, así nació, así continuó y así es Colón, el equipo de todos.
Es cierto, tardó en organizarse, porque recién en 1912 se afilió a la Liga Santafesina, pero enseguida fue protagonista: al año siguiente, en su primera participación, fue campeón. Aunque sus actuaciones se limitaban al fútbol local, su juego logró que trascendieran al fútbol grande jugadores como Adolfo Celli, su hermano Ernesto, y Juan Rivarola.
Con esfuerzo y siempre sufriendo más de la cuenta, entre embargos y deudas, logró en 1939 adquirir el terreno donde se levanta actualmente su monumental estadio, que fue inaugurado el 9 de julio de 1946. Con el tiempo la cancha se fue transformando en inexpugnable hasta ganarse el mote de Cementerio de los Elefantes, porque allí morían todos los grandes. Los datos son contundentes: entre diciembre de 1948, año en que ingresó a la AFA para jugar en Segunda División, y noviembre de 1952, Colón se mantuvo 63 partidos (47 triunfos y 16 empates) sin perder en los torneos de Ascenso. Para confirmar que la fama no era un mito, el 10 de mayo de 1964, Colón, que actuaba en Primera B, le ganó 2-1 al famoso Santos con O Rei Pelé en la cancha. Y el 6 de setiembre de ese mismo año derrotó a la Selección Nacional por 2-0.
Colón había madurado, había aprendido la lección y ya era el momento de jugar en Primera. Y lo logró. Fue campeón del torneo de la B en 1965, con el destaque de Orlando José Medina Leites, los goles de Alejo Medina y Alfredo Obberti. Atrás habían quedado 18 años, 18 campeonatos de fútbol de los sábados, con cuatro temporadas en la Segunda División de Ascenso (Primera C), donde se dio el lujo de saltar a la fama José Omar Pastoriza. Por delante hubo 16 años, en los que alcanzó un 5º puesto en el Metro 77 y coronó a Rubén Aráos como el jugador con más presencias (284) y a Edgardo Di Meola, con categoría de ídolo, como máximo goleador (70).
En 1981 se perdió nuevamente la categoría, pero en 1995 la logró recuperar ganando el reducido por el segundo ascenso. Con un equipo donde brillaron Miguel Ángel Gambier y el paraguayo Gabriel González Chaves, a quien un año le alcanzó para ser ídolo.
Fue subcampeón de River Plate en el Torneo Clausura 97 y logró participar por primera vez en la Copa Conmebol, en la Copa Libertadores y en 2003 en la Copa Sudamericana. En 2009 fue sede del amistoso que el Seleccionado Nacional le ganó 2-0 a Panamá con cuatro sabaleros en cancha y para completar los honores fue designado sede de la Copa América 2011. Como no vamos a afirmar que Colón es, una ciudad, una vida, un sentimiento, una pasión…

4 comentarios:

Juan Pablo Zapico dijo...

Muy bueno. Felicitaciones.

Germán dijo...

gracias Juan Pablo. Un Abrazo

Anónimo dijo...

Se llamaba Alejo Medina, no Medina Leites, y no era hermano de Orlando, ese era Gisleno Medina Leites....

Germán dijo...

Gracias Tano... el texto se refería a Alejo Medina y no a Gisleno. Gracias por tu atención y colaboración.

 

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