Leyendo un trabajo del historiador Esteban Bekerman, encontré un interesante y muy didáctico texto, extraído de un artículo bastante más largo, de Carlos Francisco Yametti, presidente del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF) en el que se hace una importante presentación sobre lo que significan las estadísticas y el relevo de información procedente de fuentes verdaderas o confiables y a su vez haciendo una clara deferenicia con lo que son las bases de una investigación. Tener muy en cuenta especialmente lo que Bekerman destaca en negrita:
Hasta hace unas pocas décadas, eran dos materias con muy escaso desarrollo dentro del ámbito futbolístico. Había pocos referentes en estos temas: Escobar Bavio incursionó en la historia con dos publicaciones muy reconocidas tales como “El Fútbol en el Río de La Plata” y “Alumni, escuela de campeones y cuna de hidalguía”, siendo ésta última todo un modelo de cómo debe escribirse y documentarse una obra histórica. En el campo de la estadística, descollaron los anuarios de Carlini (décadas del 40 y del 50) y los de Humberto Bissi (finales de los ’50 y comienzos de los 60).
Hacia 1970 estos tópicos comienzan a cobrar mayor relevancia, aunque tímidamente. El adalid de historiadores y estadígrafos es Pablo Ramírez, que con la edición de su obra en 8 tomos, “Historia del Profesionalismo”, sienta las bases para los trabajos de esa índole que comienzan a elaborarse a partir de entonces. Previamente, Ramírez había logrado llamar la atención y aunar un nutrido grupo de curiosos en estas áreas con sus interesantes trabajos en la revista Sport, suplemento mensual de El Gráfico. Pero son los 114 fascículos que componen su obra, con las síntesis de los encuentros y las fotos de todos los equipos, los que se convirtieron en un imán irrechazable para quienes a la pasión por el juego sumaban la inquietud por conocer el pasado del fútbol y sus matemáticas. Son muchos los que se largan a garabatear palotes para contar presencias, goles, rachas y campañas. Nace además la necesidad de conocer otros datos que no reflejaba la obra, tales como el nacimiento y el pasado de los clubes, las procedencias de los jugadores, etc. Allí comienzan su labor los investigadores…
Volviendo a lo que decíamos en el párrafo anterior, “sienta las bases”, me parece interesante destacar la diferencia entre la “base” y la “fuente”. La obra de Ramírez la podemos considerar como la base principal de la cual han surgido todas las estadísticas del Profesionalismo, pero no debemos confundirla con la fuente. Una base es una recopilación de datos tomados de una o varias fuentes, y quienes se manejan bien con la computación podrán confirmar esto. Las fuentes de la que se ha nutrido Ramírez para su historia han sido, básicamente, los diarios La Prensa y La Nación y, para muchos períodos, sus anotaciones personales que -seguramente- incluían otras fuentes adicionales, incluso los archivos de El Gráfico; medio en el cual se desempeñó por varios años.
Hecha esta aclaración, quiero resaltar que hacer un trabajo estadístico a partir de una base, sin una posterior revisión de otras fuentes, es algo así como contar una película que otro, a su vez, nos ha contado. El famoso y remanido “volver a las fuentes” en ocasiones puede depararnos alguna sorpresa si hemos tomado la base como palabra santa. Acoto además que muchos de los trabajos estadísticos que se hicieron basados en la obra de Ramírez fueron tomados y repetidos a partir de entonces por una gran cantidad de medios, con el riesgo de que un posible error, al ser reiterado muchas veces, tiende a convertirse en una verdad irrefutable.
Personalmente entiendo que la mejor fuente para la investigación son los diarios, periódicos o publicaciones semanales, ya que el hecho de su edición a pocas horas/días de los acontecimientos implicaba que la relación de los mismos estaba menos expuesta a interpretaciones y modificaciones desde el punto de vista personal y eran, básicamente, una descripción ajustada a lo que había observado el relator.
Otras publicaciones posteriores las considero como base y no como fuente, dado que están apoyadas en una fuente anterior. La excepción son aquellas obras escritas por quienes pudieron haber presenciado los hechos. Algunas otras alternativas, como el caso de revistas partidarias, si bien pueden tener a su favor el hecho de la edición “cercana al momento”, deben ser tomadas con pinzas ya que pueden estar impregnadas de cierto hinchismo que afecte la verdad histórica.
Adicionalmente, cuando un investigador tiene la posibilidad de recurrir a varias fuentes en el curso de una investigación, es muy útil tener en cuenta el concepto de “la fuente más confiable”. A modo de explicación dos ejemplos de lo que considero la fuente más confiable:
1) En el caso de un evento que tiene lugar fuera de la localidad (ya sea en el exterior o en el interior del país), es preferible tener en cuenta la información brindada por un medio de la zona. Esto, que es muy importante en cuanto a los datos del equipo anfitrión, se relativiza en los del visitante, que en ocasiones pueden ser poco conocidos por el medio local.
2) Cuando el evento es en la misma localidad, es importante conocer cuál de los diversos medios brindaba la información por medio de periodistas o de corresponsales propios, y cuáles se limitaban a reproducir a aquellos. Por caso, Noticia Gráficas publicaba en su 6ª edición, nocturna, la información de los partidos que se habían jugado durante el día, la cual era repetida fielmente por varios otros medios en su edición matutina, incluso hasta en los errores más fáciles de identificar como tales.
(...) Pero este trabajo debe contar con dos aristas importantes: por el lado del investigador la seriedad en la búsqueda en las distintas fuentes y la abstracción de intereses personales en las conclusiones (por mi parte, siendo simpatizante de Boca Juniors no tuve ningún prurito en “llevar” a Labruna –gran verdugo boquense- al tope de la tabla de goleadores). Por el lado de los medios, que son los encargados de difundir y dar a conocer los resultados, tener la mente abierta como para reconocer que lo malo no está en encontrar errores, sino en evitar reconocerlos y rectificarlos. El revisionismo histórico simplemente busca aproximarse a la verdad y no está dirigido contra nadie, porque, como sabemos, errare humanum est.
Hasta hace unas pocas décadas, eran dos materias con muy escaso desarrollo dentro del ámbito futbolístico. Había pocos referentes en estos temas: Escobar Bavio incursionó en la historia con dos publicaciones muy reconocidas tales como “El Fútbol en el Río de La Plata” y “Alumni, escuela de campeones y cuna de hidalguía”, siendo ésta última todo un modelo de cómo debe escribirse y documentarse una obra histórica. En el campo de la estadística, descollaron los anuarios de Carlini (décadas del 40 y del 50) y los de Humberto Bissi (finales de los ’50 y comienzos de los 60).
Hacia 1970 estos tópicos comienzan a cobrar mayor relevancia, aunque tímidamente. El adalid de historiadores y estadígrafos es Pablo Ramírez, que con la edición de su obra en 8 tomos, “Historia del Profesionalismo”, sienta las bases para los trabajos de esa índole que comienzan a elaborarse a partir de entonces. Previamente, Ramírez había logrado llamar la atención y aunar un nutrido grupo de curiosos en estas áreas con sus interesantes trabajos en la revista Sport, suplemento mensual de El Gráfico. Pero son los 114 fascículos que componen su obra, con las síntesis de los encuentros y las fotos de todos los equipos, los que se convirtieron en un imán irrechazable para quienes a la pasión por el juego sumaban la inquietud por conocer el pasado del fútbol y sus matemáticas. Son muchos los que se largan a garabatear palotes para contar presencias, goles, rachas y campañas. Nace además la necesidad de conocer otros datos que no reflejaba la obra, tales como el nacimiento y el pasado de los clubes, las procedencias de los jugadores, etc. Allí comienzan su labor los investigadores…
Volviendo a lo que decíamos en el párrafo anterior, “sienta las bases”, me parece interesante destacar la diferencia entre la “base” y la “fuente”. La obra de Ramírez la podemos considerar como la base principal de la cual han surgido todas las estadísticas del Profesionalismo, pero no debemos confundirla con la fuente. Una base es una recopilación de datos tomados de una o varias fuentes, y quienes se manejan bien con la computación podrán confirmar esto. Las fuentes de la que se ha nutrido Ramírez para su historia han sido, básicamente, los diarios La Prensa y La Nación y, para muchos períodos, sus anotaciones personales que -seguramente- incluían otras fuentes adicionales, incluso los archivos de El Gráfico; medio en el cual se desempeñó por varios años.
Hecha esta aclaración, quiero resaltar que hacer un trabajo estadístico a partir de una base, sin una posterior revisión de otras fuentes, es algo así como contar una película que otro, a su vez, nos ha contado. El famoso y remanido “volver a las fuentes” en ocasiones puede depararnos alguna sorpresa si hemos tomado la base como palabra santa. Acoto además que muchos de los trabajos estadísticos que se hicieron basados en la obra de Ramírez fueron tomados y repetidos a partir de entonces por una gran cantidad de medios, con el riesgo de que un posible error, al ser reiterado muchas veces, tiende a convertirse en una verdad irrefutable.
Personalmente entiendo que la mejor fuente para la investigación son los diarios, periódicos o publicaciones semanales, ya que el hecho de su edición a pocas horas/días de los acontecimientos implicaba que la relación de los mismos estaba menos expuesta a interpretaciones y modificaciones desde el punto de vista personal y eran, básicamente, una descripción ajustada a lo que había observado el relator.
Otras publicaciones posteriores las considero como base y no como fuente, dado que están apoyadas en una fuente anterior. La excepción son aquellas obras escritas por quienes pudieron haber presenciado los hechos. Algunas otras alternativas, como el caso de revistas partidarias, si bien pueden tener a su favor el hecho de la edición “cercana al momento”, deben ser tomadas con pinzas ya que pueden estar impregnadas de cierto hinchismo que afecte la verdad histórica.
Adicionalmente, cuando un investigador tiene la posibilidad de recurrir a varias fuentes en el curso de una investigación, es muy útil tener en cuenta el concepto de “la fuente más confiable”. A modo de explicación dos ejemplos de lo que considero la fuente más confiable:
1) En el caso de un evento que tiene lugar fuera de la localidad (ya sea en el exterior o en el interior del país), es preferible tener en cuenta la información brindada por un medio de la zona. Esto, que es muy importante en cuanto a los datos del equipo anfitrión, se relativiza en los del visitante, que en ocasiones pueden ser poco conocidos por el medio local.
2) Cuando el evento es en la misma localidad, es importante conocer cuál de los diversos medios brindaba la información por medio de periodistas o de corresponsales propios, y cuáles se limitaban a reproducir a aquellos. Por caso, Noticia Gráficas publicaba en su 6ª edición, nocturna, la información de los partidos que se habían jugado durante el día, la cual era repetida fielmente por varios otros medios en su edición matutina, incluso hasta en los errores más fáciles de identificar como tales.
(...) Pero este trabajo debe contar con dos aristas importantes: por el lado del investigador la seriedad en la búsqueda en las distintas fuentes y la abstracción de intereses personales en las conclusiones (por mi parte, siendo simpatizante de Boca Juniors no tuve ningún prurito en “llevar” a Labruna –gran verdugo boquense- al tope de la tabla de goleadores). Por el lado de los medios, que son los encargados de difundir y dar a conocer los resultados, tener la mente abierta como para reconocer que lo malo no está en encontrar errores, sino en evitar reconocerlos y rectificarlos. El revisionismo histórico simplemente busca aproximarse a la verdad y no está dirigido contra nadie, porque, como sabemos, errare humanum est.
4 comentarios:
Muy buen post. Me estás acostumbrando a la buena lectura histórica-futbolística-didáctica-investigativa.
Mis deseos para que sigas adelante escribiendo así.
Que el 2010 te encuentre con fuerzas renovadas y más historias para contar. Un gran abrazo.
Gracias Claudio. Un abrazo
Sumamente didáctico, Germán
Gracias Marcelo por tu honorabke visita. Tu libro ha sido de inspiración permanente para mis trabajos. Un abrazo
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