Queremos contar esta historia, que le sirvió a Colón para formar un plantel competitivo que le valió para mantenerse en la primera categoría del Ascenso que se creaba (Nacional B) y para que Rosario Central y Racing Club pudieran mantener a sus jugadores en actividad durante seis meses.
La restructuración
Hasta 1984, los torneos profesionales terminaban en Diciembre, pero a partir de 1985, el torneo de primera comenzó a jugarse de Junio a Junio como en Europa y dejaron de jugarse los viejos "Torneos Nacionales".
La Primera B de 1985 se jugó de Febrero a Diciembre, en tanto que una vez terminado el Torneo Nacional de Primera A de 1985, comenzó a disputarse el Torneo de Primera División A 1985-1986. O sea que mientras se jugaba la primera rueda del Torneo de Primera A, se jugaba la segunda de la "B". En Diciembre de 1985 terminó el ascenso y la primera rueda del torneo de primera "A".
La forma en que se corrigió este desfasaje de 6 meses de las divisionales de ascenso fue jugar un torneo corto para ajustar los cupos con ascensos y descensos, para arrancar luego con el torneo "Nacional B" 1986-1987. Así, al no haber descensos desde la A al finalizar 1985, puesto que se producirían recién al promediar 1986, el número de participantes fue de veinte equipos, agrupados en dos zonas de diez. Los tres primeros de cada una y el mejor cuarto ingresarían al reducido, mientras que para el peor cuarto (sería Colón) quedaría el consuelo de participar desde Agosto en el nuevo Nacional B. Los restantes doce conjuntos permanecerían en la Primera B, que desde ese mes sería la tercera categoría de nuestro fútbol.
La Resultante
Este desorden organizativo de la AFA ocasionó que Rosario Central (campeón de 1985) y Racing Club (subcampeón) tuvieran durante seis meses a sus jugadores parados. Para evitar esta situación, había que idear una manera de impedir la falta de competencia en los jugadores y la erogación de dinero en la manutención del plantel sin el ingreso a las arcas de las recaudaciones.
Los rosarinos cedieron a préstamo a muchos de sus jugadores, así entre Enero y Junio de 1986, se fueron a: Los Andes (Primera B) Ariel Cuffaro Ruso, Hernán Díaz, Hugo Galloni y Fernando Lanzidei; a Quilmes (Primera B) Pedro Argota y Alfredo Killer; a Villa Dalmine (Primera B) Mario Rizzi; a Platense (Primera A) Jorge Balbis, Roque Caballero, Mario Adelqui Cornaglia y Víctor Wolhein, mientras que Boca Juniors (Primera A) concretó el préstamo de Claudio Scalise. Finalmente Belgrano de Córdoba, recibió para jugar el regional a Sergio José Céliz, Raúl de la Cruz Chaparro y luego a Eduardo Emilio Delgado que había pasado primero por Colón. Racing Club en cambio, optó por otra solución, que consistió en alquilar su plantel completo a Argentino de Mendoza, que como todos los clubes del interior, buscaría en los primeros seis meses del año el pasaje al Nacional B en el Regional. La sorpresa sería que Argentino perdería esta posibilidad en el último partido.
¿Y Colón?
COLON aún no podía recuperarse de lo que había significado la perdida de la categoría en 1981, apretado por una situación económica acuciante y con la presión de haber disputado cuatro torneos en la B, paupérrimos (si consideramos lo que significaba la historia y tradición Sabalera).
Ese torneo en particular se presentaba más que complicado, ya que por la restructuración de los torneos de AFA estaba latente la posibilidad de descender a la tercera categoría del fútbol vernáculo.
Con un esfuerzo importante de la dirigencia, se hicieron incorporaciones pensando en una vuelta a la categoría privilegiada de nuestro fútbol. Era técnico en aquella época Anibal Tarabini, quien recibió la auspiciosa noticia de la llegada de Claudio Gugnali (Estudiantes de La Plata), Jorge Di Gregorio (Boca Juniors) y la legión de jugadores provenientes de Rosario Central. Sin lugar a dudas el aporte de calidad lo hicieron Omar Arnaldo Palma y el sanjuanino Eduardo Emilio Delgado que dejaron un buen recuerdo y eran adorados por la Patria Sabalera. Más bajo el perfil fue para José Daniel Di Leo, que vino y cumplió; de los otros dos (Erasmo Doroni y Jorge Omar Neffle), no hay más referencias que sus nombres.
Estos hombres se sumaron a los nombres que ya estaban en el plantel: Daniel Carnevali, Gabriel Puentedura, Daniel Wermer, Raúl Belén, Marcelo Bachino, Héctor López, Roberto Gamarra, Edgardo Balbuena y una pibada que empujaba de abajo como Sergio Juncos, Víctor Godano, Javier López, Roberto Lerithier, Claudio Mir, Juan Vera, entre otros.
Aquella campaña fue recordada por la calidad del juego y los resultados obtenidos por el conjunto del barrio Centenario. El objetivo principal que era ascender no se logró, se terminó cuarto a solo 2 puntos del primero, lo que le hubiese permitido disputar el octogonal por un tercer ascenso (que lograría Deportivo Italiano), pero al igualar en puntos con Lanús (el cuarto de la otra zona), quedó eliminado por tener dos goles a favor menos que los Granates. De todas maneras, tanto dirigentes y simpatizantes no vieron la campaña como una frustración porque se permaneció en el primer escalón del ascenso y hubo partidos y momentos destacables que quedarán grabados en la retina del aficionado al buen fútbol.
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