En 1955, Colón debió afrontar el torneo de Primera B con un muy bajo presupuesto, se vio en la obligación de reducir el plantel de renombres que lo integraban en 1954 y conformar un equipo lo más competitivo posible para disputar el exigente torneo organizado por la AFA, sin poner en peligro su permanencia en la divisional.
Dentro de ese panorama poco alentador, la nueva comisión directiva a cargo del Dr. Aníbal Visentini delineó un plantel interesante, contratando como DT al “Maestro” Alberto Chividini y a un puñado de jugadores con experiencia, provenientes del fútbol de la región; en ese contexto hace su aparición en el Barrio Centenario el “Tano” Antonio Inveninato.
Ese plantel armado de emergencia finalizó en el 7° lugar sobre un total de 18 equipos participantes, totalizando 34 puntos (cifras nada despreciables si se tienen en cuenta las condiciones en la que se había comenzado el campeonato).
El año 1954 había sido para Colón un verdadero desastre tanto futbolístico como institucional. En lo deportivo se había hecho una inversión importante para reforzar el equipo que tenía todo para campeonar, es más; faltando cuatro fechas para finalizar el torneo estaba puntero solo y le había ganado de visitante a Atlanta que era el escolta. Pero como ya es una costumbre en la historia de Colón, colmada de sufrimientos y amarguras, el 20 de Noviembre de 1954, inexplicablemente pierde un partido de local frente al débil Sarmiento de Junín con la actuación paupérrima del equipo, posteriormente se pierde con Quilmes en Buenos Aires y el tren ya había pasado… en la última fecha se le gana a Unión pero no alcanzó para lograr más que el segundo puesto compartido con Argentinos Juniors.
En 1955 se produjo una anunciada depuración, quedaron libres 12 profesionales, la mayoría por falta de honorabilidad y fidelidad a la divisa lo que se llevó también consigo a toda la Comisión Directiva, renunciando en pleno y creando un caos institucional.
Las nuevas autoridades del club tomaron la determinación de sumar a los jugadores que seguían en Colón, algunos jugadores provenientes de otras instituciones de la ciudad y de la región. Entre los más destacados estaban tres jugadores de Ciclón Racing de Santa Fe: Juan Carlos Del Toso (puntero izquierdo), Víctor Gúrpide (insíder izquierdo) y Raúl Olivera (eje delantero); de Rosario Central llegaron Antonio Inveninato y Roberto Angirama, en tanto que de Newell´s Old Boys Juan Carlos Carabajal, entre otros.
La Comisión Directiva necesitaba jugadores con experiencia y temple para comandar un plantel diezmado y dolido por los acontecimientos antes descriptos. Se pensó en el “guapo de Ludueña” Antonio Inveninato; y no se equivocaron. El “Tano” como se lo recuerda en Santa Fe se puso el equipo al hombro y formó una línea media recordada por todas las generaciones sabaleras: Antonio Inveninato, Orlando Poi y Román B. Quevedo. Posteriormente, por problemas con la CD el "Negro" Quevedo abandonó la titularidad y fue reemplazado por Ricardo Pacífico Ramírez.
Inveninato era el típico “centrojás” de la década del 50, alto, fuerte, rústico y un generoso distribuidor de suelazos. Fórmula necesaria para meterse en el corazón del simpatizante Sabalero en un par de intervenciones.
Antonio Inveninato había nacido en Rosario el 1º de Mayo de 1929 en una casona de Santa Fe y Valparaíso, hijo de italianos, el Tano comenzó a jugar en las viejas canchas de los clubes de barrio de la ciudad del sur provincial; así despuntaba su pasión en Valparaíso, Mercadito Social Lux, Policial y Sportivo Rosario. Cuando tenía 13 años los delegados canallas Huete y Denier lo fueron a buscar al barrio y se sumó a la quinta de Rosario Central. Cuando jugaba en la cuarta común debutó en la primera división en un clásico en la vieja cancha de Rosario Central, contra Newell's Old Boys.
En una entrevista decía "Yo los cagaba a patadas a todos. Le pegaba hasta a mi vieja". "No pasaban porque les daba y me tenían miedo. Cuando aparecía se miraban y hablaban entre ellos. Y siempre jugaba sin canilleras", abundaba Antonio.
Inveninato estuvo en Rosario Central hasta 1954, llegó a Colón y luego jugó en Newberton de Cruz Alta (Córdoba) y en Cañada de Gómez, antes de subirse a un taxi, laburar de pintor en los talleres del ferrocarril, ser árbitro de la Asociación Rosarina durante ocho años y trabajar nueve años de playero en una estación de servicios.
En Colón apenas jugó dos años, pero dejó huellas y para resumir su juego podemos citar sus palabras "Si me hacías chiches, te cortaba las patas".
Fuente: Diario La Capital
Dentro de ese panorama poco alentador, la nueva comisión directiva a cargo del Dr. Aníbal Visentini delineó un plantel interesante, contratando como DT al “Maestro” Alberto Chividini y a un puñado de jugadores con experiencia, provenientes del fútbol de la región; en ese contexto hace su aparición en el Barrio Centenario el “Tano” Antonio Inveninato.
Ese plantel armado de emergencia finalizó en el 7° lugar sobre un total de 18 equipos participantes, totalizando 34 puntos (cifras nada despreciables si se tienen en cuenta las condiciones en la que se había comenzado el campeonato).
El año 1954 había sido para Colón un verdadero desastre tanto futbolístico como institucional. En lo deportivo se había hecho una inversión importante para reforzar el equipo que tenía todo para campeonar, es más; faltando cuatro fechas para finalizar el torneo estaba puntero solo y le había ganado de visitante a Atlanta que era el escolta. Pero como ya es una costumbre en la historia de Colón, colmada de sufrimientos y amarguras, el 20 de Noviembre de 1954, inexplicablemente pierde un partido de local frente al débil Sarmiento de Junín con la actuación paupérrima del equipo, posteriormente se pierde con Quilmes en Buenos Aires y el tren ya había pasado… en la última fecha se le gana a Unión pero no alcanzó para lograr más que el segundo puesto compartido con Argentinos Juniors.
En 1955 se produjo una anunciada depuración, quedaron libres 12 profesionales, la mayoría por falta de honorabilidad y fidelidad a la divisa lo que se llevó también consigo a toda la Comisión Directiva, renunciando en pleno y creando un caos institucional.
Las nuevas autoridades del club tomaron la determinación de sumar a los jugadores que seguían en Colón, algunos jugadores provenientes de otras instituciones de la ciudad y de la región. Entre los más destacados estaban tres jugadores de Ciclón Racing de Santa Fe: Juan Carlos Del Toso (puntero izquierdo), Víctor Gúrpide (insíder izquierdo) y Raúl Olivera (eje delantero); de Rosario Central llegaron Antonio Inveninato y Roberto Angirama, en tanto que de Newell´s Old Boys Juan Carlos Carabajal, entre otros.
La Comisión Directiva necesitaba jugadores con experiencia y temple para comandar un plantel diezmado y dolido por los acontecimientos antes descriptos. Se pensó en el “guapo de Ludueña” Antonio Inveninato; y no se equivocaron. El “Tano” como se lo recuerda en Santa Fe se puso el equipo al hombro y formó una línea media recordada por todas las generaciones sabaleras: Antonio Inveninato, Orlando Poi y Román B. Quevedo. Posteriormente, por problemas con la CD el "Negro" Quevedo abandonó la titularidad y fue reemplazado por Ricardo Pacífico Ramírez.
Inveninato era el típico “centrojás” de la década del 50, alto, fuerte, rústico y un generoso distribuidor de suelazos. Fórmula necesaria para meterse en el corazón del simpatizante Sabalero en un par de intervenciones.
Antonio Inveninato había nacido en Rosario el 1º de Mayo de 1929 en una casona de Santa Fe y Valparaíso, hijo de italianos, el Tano comenzó a jugar en las viejas canchas de los clubes de barrio de la ciudad del sur provincial; así despuntaba su pasión en Valparaíso, Mercadito Social Lux, Policial y Sportivo Rosario. Cuando tenía 13 años los delegados canallas Huete y Denier lo fueron a buscar al barrio y se sumó a la quinta de Rosario Central. Cuando jugaba en la cuarta común debutó en la primera división en un clásico en la vieja cancha de Rosario Central, contra Newell's Old Boys.
En una entrevista decía "Yo los cagaba a patadas a todos. Le pegaba hasta a mi vieja". "No pasaban porque les daba y me tenían miedo. Cuando aparecía se miraban y hablaban entre ellos. Y siempre jugaba sin canilleras", abundaba Antonio.
Inveninato estuvo en Rosario Central hasta 1954, llegó a Colón y luego jugó en Newberton de Cruz Alta (Córdoba) y en Cañada de Gómez, antes de subirse a un taxi, laburar de pintor en los talleres del ferrocarril, ser árbitro de la Asociación Rosarina durante ocho años y trabajar nueve años de playero en una estación de servicios.
En Colón apenas jugó dos años, pero dejó huellas y para resumir su juego podemos citar sus palabras "Si me hacías chiches, te cortaba las patas".
Fuente: Diario La Capital
2 comentarios:
Ese era mi abuelo, cabron tanto en la cancha como cuando escuchabamos los domingos el partido por la radio con las ravioladas o pasatas de la abuela, cuanto te extrañamos abuelito!!!
Hola Caren, qué bueno leer tu comentario. Sería bueno si podés publicar alguna foto de tu abuelo siendo jugador. Abrazo
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